Mc 1, 1-8
Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de
Dios.
Está escrito en el Profeta Isaías: Yo envío mi
mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto:
Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos. Juan bautizaba en el
desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les
perdonaran los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus
pecados y los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con
una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel
silvestre. Y proclamaba: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo
no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con
agua, pero el os bautizará con Espíritu Santo".
1.La primera
palabra, que pone el evangelio de Marcos, es el término griego arené, que el
autor (Marcos) utiliza (cf. 10, 6; 13,8.19) y significa el
"comienzo", en este caso el "comienzo de un relato" (Marcus
Joel). Esto quiere decir que lo primero, para conocer a Jesús, es el
Evangelio. Pero Marcos no habla simplemente de "Jesús", sino de Jesús
"Cristo". Dos palabras que en el uso de la Iglesia se han unido en
una sola. De ahí que mucha gente no habla de Jesús, sino de Jesucristo".
Jesús es nombre de una persona. Cristo es nombre de un oficio, el
"Ungido" (el "Mesías). Si nos quedamos solamente con "Jesús",
nos estamos refiriendo al humilde galileo de Nazaret. Si decimos
"Jesucristo" ya no hablamos simplemente del Nazareno, sino que
estamos hablando de Jesús exaltado a la gloria como Señor (Rom 1,4). Para
muchas personas, lo que les importa es el "Señor de la Gloria". Pero
el comienzo, el punto de partida, no es (ni puede ser) el Cielo, sino la
Tierra, la historia nuestra, la vida de los humanos. Lo que fue la vida de
Jesús, el galileo de Nazaret. Decir "Jesús" no es negar que el
Nazareno fue glorificado y exaltado a la Gloria del Señor y Mesías, el Hijo de
Dios. Pero mientras estuvo en esta tierra nuestra fue "Jesús".
2.La Buena
Noticia de Jesús no empezó en el Templo, ni vino de sus funcionarios y sus
ceremonias, sino del desierto, de un profeta del desierto. El Evangelio no
empieza en lo religioso, sino en lo laico. El principio y fundamento para respetar
y vivir lo religioso es empezar por respetar lo laico. Cuando la religión no
respeta este criterio, hace daño a la gente y la aleja de Dios.
3.El tema que
centró el interés de Juan Bautista fue el pecado y la confesión de los pecados (Mt 3,5 s; Le 3,3).
El tema que, a partir de entonces, centró el interés de Jesús fue la vida, la
felicidad y la alegría de la gente. La vida de pobres y enfermos, la felicidad
de los que sufren y la alegría de los que han perdido la esperanza.
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