La sencillez de la Navidad


        Se hablaba de la Navidad como un tiempo de alegría, tranquilidad, distensión y alivio. Era un tiempo para liberarse de las cargas de un año viejo que se va, mientras se aguarda con ilusión el nuevo que viene llegando. ¡Seguro que algunos todavía lo recuerdan! Pero algo ha pasado con la sencillez de la Navidad, especialmente en las últimas décadas.

       ¿A qué se debe que año tras año la Navidad parece venir más “pesada”? El acoso de ofertas comerciales, la presión de la última moda, los eventos masivos por todas partes, han hecho quedar “muy gorda” nuestra amada Navidad. ¿Podemos recuperar su sencillez?
        ¡Por supuesto que podemos! Así como hemos participado de algún modo en el proceso de “engordar” la Navidad, también podemos reconsiderar las cosas que nos hemos acostumbrado a hacer y aplicar los cambios necesarios. 
         Pero será necesaria una firme actitud contracorriente… por algunas semanas. 

1. Priorizá lo esencial de la fiesta 
           Es otra manera de decir: “Eliminá lo innecesario”. El estrés de fin de año, conocido por todas las personas del siglo XXI, tiene un aspecto sumamente comercial. Si somos conscientes de esto y podemos cuidarnos de él, será el primer paso hacia una Navidad más sencilla ¡y más feliz!
           Repasá tu listado de compras navideñas y eliminá aquellos artículos que no son “realmente” necesarios. 
           Revisá tus eventos y actividades previstas para Navidad y las que están muy próximas a la fiesta, y desacete de aquellos  que no son esenciales. 

2. Considerá los momentos en familia
            Normalmente en Navidad acostumbramos estar en casa y hacer cosas en familia. Pero el problema es 
otro: estamos todos, pero todos ocupados con un montón de cosas, ¡hasta la hora de la cena! 
            Cuando hablamos de “momentos en familia”, la idea es un tiempo libre, sin presiones, sin apuros, sin un “programa”.
            La sencillez de la Navidad será recuperada en la medida que volvamos a rescatar esos momentos para una charla amena y risas, música y álbum de fotos. ¿Hubo algo de esto en la última Navidad?
            Una buena alternativa para hacer esto es salir con la familia fuera de la ciudad, por lo menos por algunas horas, a un lugar abierto y tranquilo. ¡Olvídense del centro comercial! 

3. Invertí en tu renovación personal
           Un gran beneficio de la antigua sencillez navideña era la quietud para la reflexión. En una sociedad con tantos apremios, es difícil encontrar la calma necesaria para encontrarse con uno mismo, hacerse preguntas y tomar decisiones de desarrollo personal. Pero, ¡habrá que hacernos el espacio!

Aprovechá el tiempo de Navidad para:
         Un balance general. Revisá tus metas del año, tus logros y fracasos, y analizá tus fortalezas y debilidades. Estudiá las alternativas que tenés por delante, y si es posible, tomá las decisiones necesarias.
         El cultivo personal. Leé un nuevo libro durante la temporada de fiesta. Quizás tengas uno que hayas querido leer este año y no tuviste tiempo para empezar, o uno que empezaste pero lo dejaste en el segundo capítulo. 
        Otras buenas formas para el cultivo personal son mirar una conferencia grabada o visitar a un viejo amigo y actualizarse acerca de sus vidas.
          El descanso. No solo se descansa no haciendo nada. Además de reposar físicamente, aprovechá los días de fiesta también para descansar realizando tu pasatiempo preferido, como pintar o salir de pesca o escuchando tu música favorita. ¡Disfrutá!

4. Ponga a Jesucristo en el centro 
           Finalmente, poné en el centro a quien es el motivo de estas fiestas. Independientemente de la fecha en que Jesús haya nacido realmente, dale a la Navidad el valor espiritual que tiene, acercándote personalmente a Cristo, siempre VIVO Y PRESENTE en la Comunidad de los hermanos en la FE. Quien nos interesa es la Persona que nació, no la fecha.
         “Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios” (Gálatas 4.4-5).
          Es una lástima que un número tan grande de personas celebre cada año la Navidad, literalmente; la natividad de Jesucristo, ignorando o pasando por alto al Protagonista de la festividad. 

En conclusión 
          Planificá con tu familia, desde un principio, una Navidad sencilla. Háganlo intencionalmente, antes que la inercia de la temporada los arrastre en sus pesadas corrientes. ¡Felices Fiestas!

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