3º cuaresma - sábado


Evangelio en audio: Lc 18, 9-14

1.  En tiempo de Jesús había fariseos. Y ahora los sigue habiendo, aunque no se llamen así. Los motivos que movilizan al fariseo son motivos religiosos. Por eso, es fariseo todo individuo en el que se dan tres características: 1) Se ve a sí mismo como "bueno": ortodoxo en sus ideas, cumplidor de sus deberes, observante y sumiso a lo que está mandado; 2) Se siente"seguro"de sí mismo: de sus ideas, de su forma de vivir, de su buena familia y sus buenas costumbres; 3) "Desprecia" a los que no piensan y no viven como él.

2.  El fariseo entra "erguido" en el templo. Va por la vida con la cabeza alta. No se reprocha nada y solo tiene motivos para dar gracias a Dios. Porque él "no es como los demás". Da miedo pensar en la cantidad de fariseos que hay ahora. Y, sobre todo, da mucho miedo pensar en el destrozo que están haciendo en la Iglesia. Porque la han roto, la han dividido, la han partido por la mitad. Por eso en esta Iglesia no hay manera de vivir unidos, como no sea sometiéndose a las ideas y a la forma de vida que nos quieren imponer los fariseos de ahora. Y conste que aquí todos somos fariseos.

3.  En este momento, como en tiempo de Jesús, hay muchos "publicanos": son todos los que, por el motivo que sea, "no se atreven a levantar los ojos al cielo". Se sienten avergonzados, humillados y, a veces, también despreciados. Los publicanos de hoy son los divorciados, los homosexuales, los enfermos de sida... y todos los que no encuentran más solución que el recurso a la misericordia de Dios. Porque ni pueden cambiar de vida, ni la religión y sus representantes los toleran. A no ser que se pongan a llevar una "doble vida".

Comentarios