11 DE FEBRERO-JUEVES SEMANA DE CENIZA

Lc 9,22-25
En aquel tiempo, dijo Jesús: "El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser dese­chado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Y dirigiéndose a todos dijo: "el que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz de cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?"
  1. Mucha gente se imagina, quizá ingenuamente, que hablar de un cristianismo laico, basado en "la laicidad del Evangelio", es lo mismo que deformar el cristianismo y vaciar el mensaje de Jesús de su contenido. Para convertirlo en un "evangelio a la carta", o sea, a la medida y al capricho de cada cual. Así y por eso, no nos damos cuenta de que un "cristianismo no religioso" (D. Bonhoeffer) es en realidad aceptar lo más duro y exigente del mensaje de Jesús.Tan exigente que nos da miedo. Aceptar con nuestras ideas los dogmas y cumplir con determinados rituales, eso no es complicado. Lo difícil es hacer que nuestra vida sea lo más parecida posible a lo que fue la vida de Jesús.
  2. Por eso, la fe oculta y laica, que se enseña en el miércoles de ceniza, se traduce en el seguimiento de Jesús, que se realiza cuando el discípulo de Jesús carga con la cruz que cargó Jesús. Este fue el primer anuncio del final de su vida. La religión que se queda "en lo oculto", y que por eso se identifica con la conciencia de cada cual, ni
necesita templos ni sacerdotes, ni puede ser tolerada por los que viven de la religión de los templos, los ritos, las ceremonias sagradas de los altares y sus privilegiados hombres consagrados.

3. El conflicto de Jesús con los sacerdotes y con los romanos se comprende así perfectamente. Los emperadores de Roma, en tiempo de Jesús, utilizaron las religio­nes de cada país conquistado para reforzar la tranquilidad y el orden. Esto fue capital en la pox romano tan elogiada por los historiadores. De ahí, los mutuos servicios que se prestaban la religión y el Estado (D. Álvarez Cineira). Una paz y un status que los romanos utilizaron para explotara los pueblos y gentes que sufrían las consecuencias (K. Wengst). Por eso el Evangelio de Jesús resultó ser tan peligroso. Y por eso también Jesús terminó en la cruz. Como todo seguidor fiel de Jesús termina siendo visto como un "sospechoso", por lo menos.

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