Jueves 4ºTO-B

Mc 6,7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforjas, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudios el polvo de los pies, para probar su culpa". Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
1.  La "autoridad" que Jesús da a sus discípulos no es para enseñar, sino para curar. En las ideas que la gente tenía en aquellos tiempos, entraba que los'espíritus inmundos"era el nombre que se les ponía a algunas enfermedades. En los evangelios está claro que a Jesús le preocupaba más la salud de la gente que las ideas que cada uno tuviera. Y, sobre todo, lo que más llama la atención es que el interés de Jesús se centraba en la salud (lo profano), no en la religión (lo sagrado). Jesús veía claro que a Dios lo encontramos en la humanidad. Por eso, para salvar al mundo, Dios se hizo humano, se encarnó en un ser humano, en Jesús.
2.  Para la misión, es decir, para curar, para sanar, para dar vida, a juicio de Jesús, no se necesita dinero ni aparecer como personas importantes. Jesús no quería que fueran pobres, sino que fueran libres. Porque los bienes atan, crean dependencias y hasta esclavizan. Y así, desde luego, se podrán organizar muchas cosas, pero vida y felicidad no se da mucha o quizá ninguna.

3.  La libertad de los discípulos no debe dejarles atarse a nada. Donde no les reciban, no deben insistir. Lo que recomienda Jesús es que se vayan a otra parte. Jesús quería (y quiere) hombres siempre libres como las aves del cielo. Es el ideal utópico del Evangelio, que tendría que marcar los caminos de todo el que pretenda enseñar la Buena Noticia, transmitir esperanza y contagiar felicidad. Solo así podemos encontrar a Dios.

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