26 de diciembre San Esteban protomártir

Mt 10,17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; asi daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus her­manos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra los padres y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará".
1.  Cuando uno se convence en serio de que Dios es como el "Niño acostado en el pesebre", es seguro que entonces uno se verá metido en situaciones inesperadas. Porque un Dios así no interesa y pone nerviosos a gobernadores y reyes, a los jefes de las sinagogas y a los dirigentes de la religión. Es más, los altos cargos de la religión, y los fanáticos de la mis­ma, los de entonces y los de ahora, llegan a sentir un peligro y una amenaza en el "nuevo Dios", el Dios de la humildad y el despojo. ¿Por qué en este momento hay tantos hombres de Iglesia que no soportan al papa Francisco? ¿Por qué ven en la humilde sencillez de este Papa un peligro? Esta historia empezó con Esteban, asesinado por los sacerdotes y por el fariseo Saulo, que estaba allí (Hech 7,1 -8,1).
2.  Las divisiones y enfrentamientos en la primera comunidad de los cristianos empezaron pronto. Los helenistas, de los que habla el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hech 6-7) fueron un grupo disidente, que no estaba de acuerdo ni con el Templo, ni con la Ley que defendían y observaban las autoridades religiosas oficiales de Jerusalén. La tensión lle­gó a ser tan fuerte que Esteban se atrevió a decirles que eran "rebeldes, infieles de corazón y reacios de oído" {Hech 7,51). El problema, que había (y hay) detrás de estas posturas es más fuerte de lo que imaginamos. Porque lo que se pone en cuestión es cómo ve y vive cada cual a Dios. El Dios de los sacerdotes es el Dios del Templo y de la Ley {J.D.G. Dunn). El Dios de Esteban {y del papa Francisco) es el Dios que se nos revela, no en el Templo, sino en el establo; no en el poder, sino en la debilidad; no en la riqueza del Templo, sino en la pobreza de los últimos (pobres, pastores...).

3.  Pero lo peor de todo es cuando el poder se disfraza de religión que rompe los lazos de la carne, y divide y enfrenta a los hermanos, a los padres y a los hijos, hasta crear odio entre ellos. Es la religión que genera intolerancia hasta el extre­mo de despreciar al que no piensa y vi ve "como Dios manda", aunque eso le cueste a tu hermano sentirse solo y despre­ciado. Es la religión que destroza a todo el que no se somete al modelo oficial. ¿Por qué no somos más libres para ser fieles al Evangelio?

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