Jueves 3ª adviento - ciclo B

Mt 1,18-24
El nacimiento de Jesucristo fue asi:
María, su madre, estaba desposada con fosé y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era hombre justo, y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había to­mado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Sefwr que le dijo: "fosé, hijo de David, no tengas reparo en llevar­te a María tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nom­bre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: "Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre: Enmanuel, que significa "Dios con nosotros". Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor, y se llevó a casa a su mujer.
1. La fe cristiana enseña que Jesús nació de una madre virgen, ya que su padre no fue José, sino que vino a este mun­do por la intervención del Espíritu Santo. En la antigüedad, se tenía la costumbre de atribuir un origen extraordinario a personajes importantes: Platón, Alejandro Magno, Rómulo, Augusto. Pero este relato de Mateo rompe todos los esque­mas anteriores. Porque, en el caso de Jesús, lo que importa es la finalidad divina para la que viene al mundo. En todo caso, lo que el evangelio de Mateo quiere dejar claro es que Jesús es único, por su origen y por su destino {O. Rank, R.A. Horsley, R.E. Brown).
2. Por eso Jesús se llama "Enmanuel", que significa "Dios con nosotros" En aquel niño, en aquel hombre, que fue Jesús, Dios se hace presente en el mundo. Dios está con nosotros y en nosotros. Porque, mediante su encarnación, se funde con un ser humano, Jesús. Y en Jesús, Dios se humaniza. Así y por eso, Jesús es el Salvador. La salvación pasa por el pro­ceso de la humanización. Si queremos aportar salvación y solución a este mundo, tenemos que humanizar la cultura, la sociedad, la convivencia, las instituciones...

3. José fue un "hombre justo", un hombre siempre bueno, aunque no entendiera lo que estaba pasando. De María, di­ce el profeta Isaías que era '"almáh" (Is 7,14). una palabra hebrea que designa a una jovencita que ha llegado a la edad de la pubertad. José y María aceptaron el proyecto de Dios y sirvieron de cauce para su realización.

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