7 DE DICIEMBRE-DOMINGO 2o DE ADVIENTO-ciclo B


Mc 1, 1-8
Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el Profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el de­sierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos. Juan bautizaba en el desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonaran los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados y los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de salta­montes y miel silvestre. Y proclamaba: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desa­tarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero el os bautizará con Espíritu Santo".
1.La primera palabra, que pone el evangelio de Marcos, es el término griego arené, que el autor (Marcos) utiliza (cf. 10, 6; 13,8.19) y significa el "comienzo", en este caso el "comienzo de un relato" (Marcus Joel). Esto quiere decir que lo pri­mero, para conocer a Jesús, es el Evangelio. Pero Marcos no habla simplemente de "Jesús", sino de Jesús "Cristo". Dos pa­labras que en el uso de la Iglesia se han unido en una sola. De ahí que mucha gente no habla de Jesús, sino de Jesucris­to". Jesús es nombre de una persona. Cristo es nombre de un oficio, el "Ungido" (el "Mesías). Si nos quedamos solamen­te con "Jesús", nos estamos refiriendo al humilde galileo de Nazaret. Si decimos "Jesucristo" ya no hablamos simplemen­te del Nazareno, sino que estamos hablando de Jesús exaltado a la gloria como Señor (Rom 1,4). Para muchas perso­nas, lo que les importa es el "Señor de la Gloria". Pero el comienzo, el punto de partida, no es (ni puede ser) el Cielo, si­no la Tierra, la historia nuestra, la vida de los humanos. Lo que fue la vida de Jesús, el galileo de Nazaret. Decir "Jesús" no es negar que el Nazareno fue glorificado y exaltado a la Gloria del Señor y Mesías, el Hijo de Dios. Pero mientras estuvo en esta tierra nuestra fue "Jesús".
2.La Buena Noticia de Jesús no empezó en el Templo, ni vino de sus funcionarios y sus ceremonias, sino del desierto, de un profeta del desierto. El Evangelio no empieza en lo religioso, sino en lo laico. El principio y fundamento para res­petar y vivir lo religioso es empezar por respetar lo laico. Cuando la religión no respeta este criterio, hace daño a la gen­te y la aleja de Dios.

3.El tema que centró el interés de Juan Bautista fue el pecado y la confesión de los pecados (Mt 3,5 s; Le 3,3). El tema que, a partir de entonces, centró el interés de Jesús fue la vida, la felicidad y la alegría de la gente. La vida de pobres y enfermos, la felicidad de los que sufren y la alegría de los que han perdido la esperanza.

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